Llega el final de año, todos nos hacemos propósitos, queremos mejorar cosas de nosotros mismos, cambiar, empezaremos proyectos... pero sin testigos, la gran mayoría se quedarán en intentos...
Y es que, sabemos de cosas que deberíamos hacer, que serían buenas para nosotros, pero estamos estancados en nuestra comodidad, por miedo u obcecados... necesitamos que alguien nos lo diga...
Y no cualquier alguien. A veces tiene que ser alguien específicamente, y no valen los de nuestro entorno; otras veces solo necesitaríamos que "el" o "ella" me lo diga, que me empuje...
Y nos pasa a todos, le pasó incluso al mítico Fischer, que, ante el momento clave de su carrera (el match final frente a Spassky), necesitó de las palabras de Henrry Kisinguer y los dineros que aportó un maravilloso mecenas James Slater para acudir a Reykiavik y hacer historia...
Quien sabe que nos hemos perdido por la falta de las palabras adecuadas de la persona adecuada.
Solo desearos a todos que, quien tenga la llave de vuestras acciones, accione este año que entra la palanca de "tienes que ser mas feliz"...