Después de mucho tiempo, necesito compartirlo:
No me acostumbro a estar sin ti, papá.
Y no desde hace los 3 meses y 3 días que te fuiste no... desde que la enfermedad te quitó la cordura. Desde aquella mañana donde hablé contigo por última vez lúcido, y me preguntabas si tu casa era tu casa...
Desde que me dejaste de acompañar... en mi vida, donde lo necesitase, desde que me dejaste de llevar a jugar al ajedrez donde fuera, a mi primer club a los 14 años, la Cruz Cubierta, a los torneos, donde te lo pidiese... hasta que ya fui mayor me acompañabas, siempre me llevabas donde te pidiera...
Desde que dejamos de conversar...
Desde que me dejaste de reñir...
Desde que me dejaste de decir que no, aunque luego siempre (menos en una ocasión que fue mas responsabilidad mía que tuya) dabas tu brazo a torcer...
Desde que me dejaste de ayudar...
Desde que me dejaste de reconocer...
Desde que me dejaste de hacer reír...
Desde que me dejaste de comprender...
Desde que me diste los dos últimos besos...
Desde que ya no te he tocado...
Desde que dejaste de equivocarte...
Desde que dejaste de escribir... con tu letra tan bonita y tan inconfundible...
Desde que dejaste de tener miedo...
Desde que dejaste de sufrir...
Desde que dejaste de recordar...
Desde que dejaste de sentir deseos de revancha y me enseñaste que no se tenía que hacer mala sangre...
Desde que dejaste de tener celos de mi mama, tu mujer, esa que estuvo toda la vida orgullosa de ti...
Desde que dejaste de enseñarme... sobre todo a cambiar
Desde que me dejaste... el mundo es un poco mas feo. No me acostumbro a estar sin ti... papá...
Duele. Sufro. Sigo adelante. Pero no puedo evitar llorar de vez en cuando... Te quiero...