¿No se han fijado nunca? es como un milagro, que tan pequeño, tan diminuto, sea tan perfecta la obra que hace la naturaleza con nosotros. Porque... todos hemos sido bebés.
Me surge (y en ocasiones escondo) muchas veces una pregunta: ¿Las personas somos buenas o malas por naturaleza? Y otra a continuación, ¿Hay mas gente mala o mas gente buena en el mundo?
Mi opinión es que la maldad no nace, se aprende, confundiendo muchas veces el instinto de supervivencia con maldad. La maldad existe, no hace falta mas que ver un telediario para dar fe de ello. Pero un bebe, cualquiera de las personas de este mundo cuando nació... no es muy verosímil que nazca malvado. Ni tampoco bueno, simplemente ES.
Los que rodeamos a los bebés, por regla general, los queremos, y transmitimos de una u otra manera ese amor. Probablemente cuando lo hacemos de manera incorrecta, o les transmitimos otros sentimientos diferentes... es cuando, quizás nace el germen del mal. Por esta regla de tres, si generalmente amamos a nuestros hijos, generalmente la gente es buena.
Tan indefensos, tan seductores, tan perfectos, tan a nuestra merced... crecen, se fijan en nosotros, nos imitan, y van aprendiendo. Incluso el bebé de un sanguinario tigre es adorable... Incluso hay casos de tigres que reconocen y aman a sus cuidadores (aunque si un día pasan hambre habría que ver que hacen...). Miniaturas de nosotros, esencias de la vida. Son la señal, de que el tiempo pasa, y, hagamos lo que hagamos, otros cogerán el relevo.
Cuantas historias por contar, cuanta vida por vivir. Nuestra vida es como esa miniatura de dedos. Pequeñita, perfecta, y, aunque a veces nos empeñemos en lo contrario, aunque a veces duela, y a pesar de que a veces otros traten de estropearlo, la vida es bella.