miércoles, 27 de marzo de 2013

Miniaturas

Del nacimiento de cualquier bebe, lo que mas me alucina es observar los deditos tan pequeños que tienen, tan perfectos, tan bien hechos... tan en miniatura...



¿No se han fijado nunca? es como un milagro, que tan pequeño, tan diminuto, sea tan perfecta la obra que hace la naturaleza con nosotros. Porque... todos hemos sido bebés.

Me surge (y en ocasiones escondo) muchas veces una pregunta: ¿Las personas somos buenas o malas por naturaleza? Y otra a continuación, ¿Hay mas gente mala o mas gente buena en el mundo?

Mi opinión es que la maldad no nace, se aprende, confundiendo muchas veces el instinto de supervivencia con maldad. La maldad existe, no hace falta mas que ver un telediario para dar fe de ello. Pero un bebe, cualquiera de las personas de este mundo cuando nació... no es muy verosímil que nazca malvado. Ni tampoco bueno, simplemente ES.

Los que rodeamos a los bebés, por regla general, los queremos, y transmitimos de una u otra manera ese amor. Probablemente cuando lo hacemos de manera incorrecta, o les transmitimos otros sentimientos diferentes... es cuando, quizás nace el germen del mal. Por esta regla de tres, si generalmente amamos a nuestros hijos, generalmente la gente es buena.


Tan indefensos, tan seductores, tan perfectos, tan a nuestra merced... crecen, se fijan en nosotros, nos imitan, y van aprendiendo. Incluso el bebé de un sanguinario tigre es adorable... Incluso hay casos de tigres que reconocen y aman a sus cuidadores (aunque si un día pasan hambre habría que ver que hacen...). Miniaturas de nosotros, esencias de la vida. Son la señal, de que el tiempo pasa, y, hagamos lo que hagamos, otros cogerán el relevo.

Cuantas historias por contar, cuanta vida por vivir. Nuestra vida es como esa miniatura de dedos. Pequeñita, perfecta, y, aunque a veces nos empeñemos en lo contrario, aunque a veces duela,  y a pesar de que a veces otros traten de estropearlo, la vida es bella.



jueves, 21 de marzo de 2013

Cuando estas poseído...

Incluso los códigos penales de cualquier nación lo reconocen: hay atenuantes y eximentes ante los delitos. Contemplan las situaciones en las que te poseen esos sentimientos, esa furia, esa ira, esa desesperación, esa ceguera, y actúas sin pensar...


Y es que, en ocasiones, no somos dueños de nosotros mismos.

Hay personas que persiguen en los demás ese objetivo, dominarnos en nuestra falta de control, como el la película "Seven" donde el protagonista "malo" (Kevin Spacey) trata de sacar de sus casillas al bueno (en la foto, Brad Pitt), o personajes que, como en la obra maestra de Asterix y Obelix, "La Cizaña", que son capaces de, por donde pasan, alterar a las personas y sacar lo peor de cada una de ellas.


¿No somos adultos? ¿No somos dueños de nosotros mismos? ¿Somos acaso menos racionales de lo que creemos?

La clave está en las emociones. Nuestra razón manda, pero siempre que nuestras emociones (alegría, rabia, tristeza, cansancio, ira, irritación... hay tantas), nos lo permitan. En algunos de nosotros algunas se revelan mas poderosas, en otros otras, pero ninguno de nosotros está a salvo de ser arrebatado del mundo racional por ellas. Son nuestro talón de aquiles, nuestra debilidad... si no somos conscientes de ellas y no las domamos, después nos arrepentimos.

Hay genios, como mi admirado Vasily Ivanchuck, que jamas serán "campeones del mundo" de ajedrez, porque sus nervios y sus emociones les dominan. Los que logran llegar a la cima (como nuestra estrella Rafa Nadal), también las sufren, también sienten el miedo, los nervios, pero saben dominarlos, y, lo que mas bien pienso yo, incluso disfrutarlos.


La vida sin emociones, sin sentirla, no me gusta. Ser consciente de lo que sientes, ser capaz de admitirlo, asimilarlo, y usarlo a tu favor es la diferencia entre, saber ganar, perder pero seguir, o perder y perder... el control.

¿Cual es tu debilidad?

miércoles, 13 de marzo de 2013

El rey David

Cuenta la leyenda que David se sentó en cierta ocasión ante el tablero de ajedrez, frente a su contrincante. El arbitro del torneo dio la señal de que las partidas podían comenzar, y David, que jugaba con las piezas blancas comenzó a pensar. Pasaron los minutos, y no hacía ninguna jugada... media hora... y seguía sin empezar (con el reloj corriendo, en ajedrez hay un tiempo limitado de unas 2 horas para las primeras 40 jugadas), casi a la hora de juego, pareció reaccionar y, por fin, empezó a jugar.




David Bronstein no fue campeón del mundo... aunque casi; en la lista de "chessmetrics.com", que puntúa estadísticamente a todos los jugadores de la historia, aparece como el número 1 en los años 1950 y 1951. Empató en su lucha por el titulo, y no lo consiguió porque las normas de entonces indicaban que, en caso de empate, el campeón (Botvinnik) seguía siendolo. 

¿Como se definía David? Cito sus palabras: 

"No diga que soy un genio, ni cosas por el estilo. Diga simplemente que yo entendía "la lógica del ajedrez", y con eso me habrá definido perfectamente."

Entender la lógica de las cosas. Luchar por comprender. Para poder hacer así, los movimientos adecuados, las acciones adecuadas. Siguiendo el hilo de sus citas y pensamientos, me quedo con otro relacionado:

"La creatividad y el miedo son elementos incompatibles en el ajedrez."

Si cambiamos la palabra "ajedrez" por la palabra "vida", o la palabra "felicidad" podríamos aplicar su pensamiento al entorno que nos rodea día a 
día. ¿Como buscar soluciones si nos paraliza el miedo? 

David Bronstein buscaba ideas, el porqué de lo que pasaba, pero no solo como un ejercicio de buscar una explicación, sino de buscar una solución "original", creativa, que ademas de un resultado deportivo, le diera ese sentimiento de felicidad que se obtiene cuando uno es el autor y creador de algo bello.

Gracias a David, y a muchos otros que se esforzaron y se empeñan en demostrar que no solo hay un camino para conseguir las cosas, el mundo es mejor, mas rico y diferente cada 
día.

Cierto autor, cuando hizo la biografía de David, la titulo con gran acierto:

"Bronstein: La alegria del descubrimiento"

Buscar, descubrir, 
alegría... ¿a que en el fondo siempre somos niños?


PD: Según confesó el propio David, en aquella partida donde pensó durante casi una hora que primer movimiento hacer, al sentarse, notó que no llevaba la llave de su casa en el bolsillo, y trató de recordar y descubrir durante todo aquel tiempo, donde la había dejado. Y al descubrirlo, sonrió... y empezó a jugar.


miércoles, 6 de marzo de 2013

Even better than the real thing (Incluso mejor que la realidad)

El título de esta entrada es dado por la famosa canción de U2. Cuando la escucho, resuena en mi cabeza el estribillo, tratando de recordarme la delgada linea que divide, la realidad, de nuestras interpretaciones de lo que pasa.


Cuantas veces dejamos de tener los pies en el suelo y nos dejamos llevar por "espejismos" y no por las cosas tal como son. Somos capaces de pensar, tanto lo mejor como lo peor de nosotros sin mas fundamento que nuestro estado de ánimo un día, o algún incidente que nos altera emocionalmente.

Y es que, como dice la canción, aparecen en nuestra cabeza en muchas ocasiones cantos de sirena, que nos dicen que, o bien somos invencibles (y nos confiamos, y nos metemos un batacazo, como a mi me ha pasado en alguna ocasión), o que no valemos nada, y afrontamos la vida con el convencimiento de que nada saldrá bien.


Él de la foto es de sobra conocido por cualquier ajedrecista que se precie. Es Bobby Fischer, campeón del mundo en 1972.

La realidad sobre él: uno de los mejores jugadores de la historia. Hay una página web, "chessmetrics" que compara estadísticamente a todos los jugadores que han existido en la historia (hasta 2005 creo) y, según el periodo de tiempo fue el mejor o está entre los primeros puestos.

Lo que pasó por su cabeza... nadie lo sabe y todos lo lamentamos. Después de la hazaña de ganar el título de campeón del mundo... desapareció. Se lo tragó la tierra, se volvió mas paranoico aun de lo que era e, incluso, perdió el contacto con el mundo. Reapareció en 1992 (y ganó) jugando un encuentro de revancha frente a su adversario 20 años antes, y... volvió a desaparecer, falleciendo a la edad de 64 años (las casillas que tiene un tablero de ajedrez) refugiado en la lejana y fría Islandia, donde logró su mayor triunfo.

Perder el contacto con la realidad... hacernos de menos, o de mas... los emperadores romanos, hace miles de años, cuando desfilaban triunfales en las calles de Roma tras haber derrotado a algún enemigo, tenían a un siervo siempre en su carro que les susurraba:

- Recuerda que morirás...

Por que la realidad, está ahí.