Incluso los códigos penales de cualquier nación lo reconocen: hay atenuantes y eximentes ante los delitos. Contemplan las situaciones en las que te poseen esos sentimientos, esa furia, esa ira, esa desesperación, esa ceguera, y actúas sin pensar...
Y es que, en ocasiones, no somos dueños de nosotros mismos.
Hay personas que persiguen en los demás ese objetivo, dominarnos en nuestra falta de control, como el la película "Seven" donde el protagonista "malo" (Kevin Spacey) trata de sacar de sus casillas al bueno (en la foto, Brad Pitt), o personajes que, como en la obra maestra de Asterix y Obelix, "La Cizaña", que son capaces de, por donde pasan, alterar a las personas y sacar lo peor de cada una de ellas.
¿No somos adultos? ¿No somos dueños de nosotros mismos? ¿Somos acaso menos racionales de lo que creemos?
La clave está en las emociones. Nuestra razón manda, pero siempre que nuestras emociones (alegría, rabia, tristeza, cansancio, ira, irritación... hay tantas), nos lo permitan. En algunos de nosotros algunas se revelan mas poderosas, en otros otras, pero ninguno de nosotros está a salvo de ser arrebatado del mundo racional por ellas. Son nuestro talón de aquiles, nuestra debilidad... si no somos conscientes de ellas y no las domamos, después nos arrepentimos.
Hay genios, como mi admirado Vasily Ivanchuck, que jamas serán "campeones del mundo" de ajedrez, porque sus nervios y sus emociones les dominan. Los que logran llegar a la cima (como nuestra estrella Rafa Nadal), también las sufren, también sienten el miedo, los nervios, pero saben dominarlos, y, lo que mas bien pienso yo, incluso disfrutarlos.
La vida sin emociones, sin sentirla, no me gusta. Ser consciente de lo que sientes, ser capaz de admitirlo, asimilarlo, y usarlo a tu favor es la diferencia entre, saber ganar, perder pero seguir, o perder y perder... el control.
¿Cual es tu debilidad?
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