miércoles, 6 de marzo de 2013

Even better than the real thing (Incluso mejor que la realidad)

El título de esta entrada es dado por la famosa canción de U2. Cuando la escucho, resuena en mi cabeza el estribillo, tratando de recordarme la delgada linea que divide, la realidad, de nuestras interpretaciones de lo que pasa.


Cuantas veces dejamos de tener los pies en el suelo y nos dejamos llevar por "espejismos" y no por las cosas tal como son. Somos capaces de pensar, tanto lo mejor como lo peor de nosotros sin mas fundamento que nuestro estado de ánimo un día, o algún incidente que nos altera emocionalmente.

Y es que, como dice la canción, aparecen en nuestra cabeza en muchas ocasiones cantos de sirena, que nos dicen que, o bien somos invencibles (y nos confiamos, y nos metemos un batacazo, como a mi me ha pasado en alguna ocasión), o que no valemos nada, y afrontamos la vida con el convencimiento de que nada saldrá bien.


Él de la foto es de sobra conocido por cualquier ajedrecista que se precie. Es Bobby Fischer, campeón del mundo en 1972.

La realidad sobre él: uno de los mejores jugadores de la historia. Hay una página web, "chessmetrics" que compara estadísticamente a todos los jugadores que han existido en la historia (hasta 2005 creo) y, según el periodo de tiempo fue el mejor o está entre los primeros puestos.

Lo que pasó por su cabeza... nadie lo sabe y todos lo lamentamos. Después de la hazaña de ganar el título de campeón del mundo... desapareció. Se lo tragó la tierra, se volvió mas paranoico aun de lo que era e, incluso, perdió el contacto con el mundo. Reapareció en 1992 (y ganó) jugando un encuentro de revancha frente a su adversario 20 años antes, y... volvió a desaparecer, falleciendo a la edad de 64 años (las casillas que tiene un tablero de ajedrez) refugiado en la lejana y fría Islandia, donde logró su mayor triunfo.

Perder el contacto con la realidad... hacernos de menos, o de mas... los emperadores romanos, hace miles de años, cuando desfilaban triunfales en las calles de Roma tras haber derrotado a algún enemigo, tenían a un siervo siempre en su carro que les susurraba:

- Recuerda que morirás...

Por que la realidad, está ahí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario