viernes, 3 de mayo de 2013

Gente de mala calidad

Cada vez que leo un periódico se me ocurren muchos nombres. Cada vez que echamos la vista atrás aparecen fantasmas de personas que, de un modo u otro, nos han fallado y/o nos han dañado. Son personas de mala calidad...


El título de la película española del mismo nombre me atrajo desde el primer momento. La vi (con grandes expectativas que no se cumplieron) y los personajes me transmitieron  esa sensación de gente de mala calidad en la que yo pensaba. No de gente malvada, no egoísta  no especialmente deleznable... simplemente personas que no responden ni de lejos a las expectativas que depositamos en ellos.

Y es que la cuestión no es que las personas tengamos que ser perfectas, ni especialmente buenas... el mundo hace tiempo que descubrí que es un gran conjunto de claroscuros. Nosotros, sus habitantes, dentro de nuestro egoísmo y lucha por la supervivencia, tenemos unos principios que, mejores o peores, guían nuestros actos y pensamientos. Muchos en este planeta que habitamos, mas que principios siguen conveniencias, que traicionan con mas o menos frecuencia, y, sin sufrir mucho por el daño que hacen, buscan exclusivamente su propio y egoísta beneficio, sin pensar el daño que causan por su cara dura, por su falta de valor, por su falta de escrúpulos o por su indolencia.


Alexander Alekhine ha sido, seguramente, un ejemplo de lo que estoy hablando. Como jugador de ajedrez y campeón del mundo fue indiscutiblemente uno de los mejores. Gracias a su esfuerzo derrotó a Capablanca en 1927 cuando pocos le daban opciones, pero a partir de aquí su historia empezó seguramente a torcerse. Nunca quiso darle el desquite a Capablanca, o bien le puso condiciones imposibles para jugar o se negó. Puso en juego su título en 1929 y 1934 frente a Bogoljubob (fuerte jugador, pero no uno de los históricamente mejores), con quien sabía que era casi imposible perder. En 1935 hizo lo mismo con Euwe, solo que se confió demasiado (cuentan las crónicas que en algunas partidas llegó visiblemente bebido) y terminó perdiendo.

Dicen que cree el ladrón que todos son de su condición, y Alekhine, en las condiciones que puso para jugar con Euwe incluyó una clausula que le daba derecho a un encuentro de revancha (cosa que él nunca concedió a Capablanca). Euwe, un caballero (la clausula decía lo de la revancha, pero no cuando), no puso ningún impedimento, y el encuentro se celebró en 1937. Alekhine, que se centró de nuevo, consiguió vencer.

A partir de aquí es cuando mas se ensombrece nuestro personaje. Con el avance del nazismo, se apuntó (parece ser que no por convicción, sino por apostar por el caballo ganador) a su carro. No volvió a poner en juego su título. Fue rechazado y defenestrado por todos tras la segunda guerra mundial, quedó solo en Portugal, con la amenaza de la recién creada federación internacional de ajedrez de desposeerlo de su título, y la ilusión de un encuentro con la nueva estrella soviética Botwinnik. Murió en 1946 en Estoril. En su habitación de hotel, de una forma algo extraña, con un abrigo puesto, frente a un tablero de ajedrez. Solo.


Huyamos de la gente de mala calidad. Apartemos de nosotros a los agoreros, aduladores, falsos y traidores. La calidad no es ser perfecto; es, en la medida de lo posible, ser consecuente. Como dice el personaje de George Clooney en la película "Up in the air", cuando habla de la mochila que todos cargamos a cuestas, ¿que queremos llevar en nuestra mochila? Alejemos a esos individuos de nosotros. Y como canta U2 al principio de su temazo "All you can´t leave behind":

"Y el amor (la vida digo yo) no es una cosa fácil, 
el único equipaje que puedes traer, 
es todo aquello que no puedes dejar atrás..."

Dejemos atrás a la gente de mala calidad... y a vivir.




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