miércoles, 3 de julio de 2013

Ejes

Igual que los coches, que una partida de ajedrez, nuestras vidas giran en torno a ejes que marcan nuestro funcionamiento.


Hay personas que construyen su vida alrededor de un único eje, como por ejemplo Bobby Fischer (sonriendo en la foto), que lo hizo alrededor únicamente del ajedrez. Él fue un ejemplo claro de que cuando giramos solo en torno a una cosa, quizás seamos especialistas en ella, quizás hasta triunfemos en esa faceta (como Fischer) pero nuestra vida se queda huérfana y terminamos siendo profundamente infelices.

Y que no decir de cuando se nos rompe uno de esos ejes. Los ejes son nuestro sostén principal. Nuestra familia, nuestra pareja, nuestro trabajo, nuestras ideas sobre el bien y el mal... Cuando se quiebra uno de ellos, como en los vehículos o las máquinas, nos apoyamos en los otros hasta que podemos llegar al taller. Ya no funcionamos igual, y tenemos que reconstruir o buscar un nuevo eje, similar o diferente, para que nuestra vida siga "en marcha".

Los mecánicos saben que cuando un eje se parte, es casi imposible repararlo, y si se hace, queda mucho mas débil que antes. Eso si, si vemos síntomas de que ese eje se está deteriorando, es momento de parar y decidir si hay que cambiar o no.

Pero que difícil es darse cuenta de que uno de los ejes de nuestra vida está rompiéndose. No nos gusta mirar. Preferimos seguir como si nada y muchas veces forzamos, pensando que nada pasará, cuando siempre pasa. Siempre pasa.


Recuerdo que de chaval acudí al hotel Rey Don Jaime de Valencia a ver a Anatoli Karpov, que iba a dar una sesión de partidas simultaneas de ajedrez. Creo recordar que me firmó un autógrafo, que no conservo, pues algún tiempo después se rompió ese eje de mi vida y decidí tirarlo a la basura. Hoy trato de reconstruir aquel eje, o mas bien de fabricar uno nuevo a partir de los restos. Cuesta. Y no ayuda comparar el antiguo (que siempre recordamos mejor de lo que era) con el que nos sale de fábrica.

Siempre son diferentes. Siempre cambian.


4 comentarios:

  1. Creo que tienes razón. Pero esos ejes cuando están limpios y se cuidan, duran más.También opino que hay que saber repartir esas cargas sobre los "ejes".Hay veces en la vida, que uno tiene que pararse a pensar, aunque como dijo un gran jugador de ajedrez

    ! PENSAR DUELE !

    JOSE MARIA



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  2. Qué gran verdad; siempre pensamos que esos ejes aguantarán o simplemente no queremos verlo y nos decimos: eso a mi no me pasará, pero llega el día... y pasa
    Pero también se aprende de los errores; una vez rompí un eje muy importante, costó tiempo repararlo y ahora lo tengo bien vigiladico para que no vuelva a suceder.
    Un saludo

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