lunes, 25 de febrero de 2013

Desaprender

¿Porque los niños tienen mas facilidad para aprender que nosotros, los adultos?


Los 2 chavales de la foto son hoy de sobra conocidos en el mundo del ajedrez. A la izquierda esta Sergei Kariakin, el gran maestro de ajedrez mas joven de la historia (lo fue con poco mas de 12 años), a la derecha Magnus Carlsen, el actual número 1 del ranking mundial, y gran maestro de ajedrez a los 14 años. La foto fue tomada en Noruega en 2006, y como ambos nacieron en 1990 tendrían entonces 16 añitos... Ambos son genios del ajedrez, y gracias al acceso a la información y a las nuevas tecnologías han llegado tan rápido a la cima, pero, ¿Porque es mas fácil aprender de joven que de adulto? ¿Por que a mí no me es posible aprender y progresar del mismo modo?

Cuando estudiaba en la universidad psicología (de joven...) recuerdo que nos hablaban de que con la edad perdíamos "propositividad" que  viene a ser la capacidad de aprender. Me quedé con la palabra en cuestión, pero, si soy sincero, no me quedé muy convencido.

Tengo claro que el interés influye (y de que manera) en el aprendizaje, pero hay ocasiones en las que, queremos aprender (un idioma, por ejemplo), y, por mas que nos esforzamos los adultos... nos cuesta horrores, cuando un niño en poco tiempo aprende casi todo... tenía esta cuestión en el cajón mental de "cuestiones que no entiendo aun" cuando, leyendo un libro de Jonathan Rowson (Ajedrez para cebras) se me encendió la bombilla y empecé a entender.

Solemos identificar la memoria con un cubo que llenamos, pero si es así, no tiene porque ser mas difícil aprender de adulto. La cuestión es que aprendemos mejor lo que nos interesa porque estamos mejor predispuestos a aceptarlo, de manera que, si tratamos de aprender algo "por obligación" necesitamos que ese algo encaje con lo que hemos aprendido antes.

Cito a Rowson: "La opinión de nuestro sentido común es que nuestra mente es un espacio para ser llenado (...) Sin embargo nuestra mente no puede ser llenada en absoluto. (...) La nueva información no sigue un camino inmaculado hasta un cómodo destino (...) Por el contrario suele estar ahogada por la concurrencia de ideas relacionadas, y llegar a un piso con mobiliario recargado (...) usted utilizará lo que ya conoce acerca de (lo que sea) para hacer que el material que esta tratando de asimilar tenga sentido para usted".

Concluye Rowson que el tipo de aprendizaje mas útil para el progreso (en este caso en el ajedrez) es "desaprender". No volvernos mas tontos, sino tratar de limpiar lo que ya creemos saber para que el nuevo conocimiento podamos asimilarlo.



Desaprender para aprender. Quitarnos las barreras que, inconscientemente nos ponemos para que entren nuevas realidades en lugar de viejos convencimientos.

No perdemos nada si lo intentamos.

martes, 19 de febrero de 2013

Energía vital (II)

Hay ocasiones en las que tengo pensada una entrada, como esta, pero "falta algo". O una imagen, o un trozo de la historia... y voy dándole vueltas hasta que (en la medida de lo posible) las piezas encajan.

Anoche, viendo de nuevo la película Bravehart, apareció la imagen de la mujer del protagonista, Catherine McCormack, y "sentí" que era la pieza que, entre otras, me faltaban para la entrada de hoy.


¿Porque? Porque buscando buscando, no había encontrado aun un rostro que expresara ese estado de vitalidad que sentimos, sobre todo de jóvenes, aunque sea a ráfagas.

Energía vital. ¿Porque hay personas que transmiten energía, o carácter  o vitalidad cuando las observamos o tratan con nosotros... y otras no? ¿Porque nosotros mismos no nos sentimos siempre tan activos como a veces quisiéramos? Y no que decir de cuando estamos griposos o constipados. 

El concepto de energía vital viene de la antigüedad, cuando los pensadores y filósofos no podían explicar por qué los seres vivos estaban vivos. ¿Qué diferenciaba un objeto inerte o una máquina de un ser vivo? ¿Por qué necesitamos respirar? ¿Por qué morimos? O mejor aún ¿qué le ocurre a nuestro cuerpo cuando morimos? La única explicación posible era algún tipo de fuerza desconocida que animaba los seres vivos.La química moderna ha ido explicando poco a poco todo aquello que se atribuía a esa misteriosa fuerza vital, hasta descartarla por completo.¿Porque sigue aun arraigado en nosotros ese sentimiento? ¿Que diferencia a esas personas que irradian energía de las que permanecen mas bien pasivas? 



Cuenta Don Antonio Gude en su blog una pequeña historia del jugador de la fotografía. Ratmir Jolmov que me parece instructiva:


"Nacido en 1925, a los 16 años, Ratmir Jolmov era ya campeón de su ciudad, Arjangelsk, cerca del Círculo Ártico. Corpulento y musculoso, se había enrolado ya en un buque bacaladero, como grumete y fogonero. Pero tras los intensos bombardeos de su ciudad, Jolmov fue trasladado al puerto de Vladivostok en el Pacífico, y desde allí se embarcó para Estados Unidos. Lo curioso es que, en el último momento, la empresa cambió su destino y el buque en el que debía viajar inicialmente se fue a pique.

"Regresó a casa en un petrolero, pero durante una fuerte tormenta el buque encalló en un arrecife, con unidades de la armada japonesa en la zona (eran los tiempos de la Segunda Guerra Mundial). Como la fuga de petróleo de los depósitos cercanos a las calderas amenazaban con explosionar, Jolmov y otros marineros lograron la hazaña de cerrar justo a tiempo una válvula crítica. Después de muchas aventuras, regresó a Vladivostok, y de allí a Arjangelsk. pero no sin que durante la travesía perdiese la voz, que nunca recuperaría del todo y, una vez finalizada la guerra, le fue reconocida una incapacidad física por ese motivo.
     
Como jugador de ajedrez, destacaba por su solidez, sus recursos defensivos y su enorme tenacidad, seguramente consecuencia de una vida nada fácil.
   
Se recordará su victoria sobre Bobby Fischer en el Memorial Capablanca de 1965, cuando el norteamericano jugó por télex desde Nueva York. Bebedor empedernido, la noche anterior había estado bebiendo mucho ron en su hotel. Smyslov le había estado preparando con unos análisis sobre la Ruy López, pero vio que estaba tan bebido que dio por supuesto que los análisis no servirían de nada. Jolmov contó así aquella partida:

"¿Pero qué has hecho?", me dije. "Me senté al día siguiente, pensando en mi exceso de la noche anterior. Dirán: hijo de puta, habría que mandarte al infierno por tu comportamiento, precisamente la víspera de tu enfrentamiento con Fischer. Estabas borracho como una cuba. Así que me senté allí, apretando los dientes y los puños, para no moverme del asiento. Y toda la variante que habíamos preparado la noche anterior la fui recordando."


Jolmov ganó, haciendo gala de una dureza y energía interior que ya quisiera para mi. ¿Voluntad? ¿Alegría? ¿Amar la vida? Solo sé una cosa. En demasiadas ocasiones nos dejamos llevar, dejamos de pensar, dejamos de sentir, para estar "cómodos".

¿Que es lo que realmente queremos conseguir? ¿Que nos motiva? Ahí seguramente está la respuesta.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Curar el dolor

Dolor es una experiencia sensorial y emocional, casi siempre desagradable (hay a quien le gusta...).

El dolor sensorial es cada día arrinconado por los médicos, los fármacos y las drogas. Afortunadamente ya no somos operados a lo vivo, o tras un trago de whisky, como el las películas de vaqueros. Hemos ido aprendiendo y hemos progresado.

Pero, ¿y el dolor emocional? ¿como se cura?


Una derrota dolorosa (como la de la fotografía, correspondiente a el número 1 actual del ajedrez Carlsen en 2010, hace apenas 3 años), desengaños amorosos, tragedias personales... La naturaleza nos ha provisto de un maravilloso cerebro emocional, pero aquí, los cuidados paliativos que sirven para el dolor físico no sirven. ¿Como nos curamos?

Unos hablan del tiempo, que cura las heridas, otros de que "un clavo saca a otro clavo" (para el dolor amoroso), es sabido que expresar lo que sientes sirve, desahogarte. Es un dolor además social. Parece que, ante ciertas tragedias no está bien visto recuperarse pronto (recordemos los periodos de luto). Parece inevitable y recomendable sufrir (lo cual incluso puede provocar compasión en los demás y ciertas recompensas).

No pretendo aconsejar. Allá cada uno con su vida. Solo voy a hablar de mis "descubrimientos" personales.

Hace más de 10 años me encontraba en el entierro del padre de un amigo, que no por esperado (arrastraba una larga enfermedad) era menos doloroso. Varios amigos decidimos ir del tanatorio al cementerio a pié (no estaba muy lejos). Al principio íbamos callados, tristes, pero de repente uno de nosotros dijo una tontería; nos reímos; luego otro siguió, y otro, y otro... y nos reímos como pocas veces me he reído. Todo terminó cuando uno de nosotros dijo algo así como: "que hijo putas que somos" y nos reímos por última vez antes de ir a llorar al cementerio.

La risa. La sonrisa. El humor. Cura. Alivia. Me he reído como nunca con mi hermano tirado en una camilla, bromeando con tonterías, ("para habernos matado") tras un maldito accidente, a la espera de que le operasen, y con mi madre llorando como una magdalena. Al final ella terminó riendo también, mi hermano entrando de buen humor al quirófano y, aunque cuando lo metieron lloré como pocas veces he llorado, nos sentimos todos mejor.


El cortometraje que adjunto es muy recomendable. Dolor, miedo, angustia... todo lo que hace que nos duela "dentro" tiene una posible cura.

Es como aquella historia de los 2 monjes: Tanzan y Ekido viajaban juntos por una ruta embarrada. Una pesada lluvia seguía cayendo. Al llegar a una curva, se encontraron con una encantadora chica con un kimono y faja de seda, que no podía cruzar. "¡Vamos, chica!, dijo Tanzan de inmediato. Cargándola en brazos, la transporto por encima del barro. Ekido no volvió a hablar hasta la noche, cuando llegaron a un templo que los acogió. Entonces no pudo contenerse mas. "Nosotros los monjes, no nos acercamos a las hembras", le dijo a Tanzan, "sobre todo si son jóvenes y bellas. Es peligroso. ¿Por qué lo hiciste?". "Dejé allí a la chica", dijo Tanzan, "¿Acaso tú aun sigues cargando con ella?"

¿Con cuantas cosas cargamos "aun"? Riamos. Seamos felices.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Be water my friend


Alguna vez lo he sentido. Jugando al ajedrez, el día que conocí a mi mujer...

Jonathan Rowson lo llama "Gumption", a mi se me había ocurrido la palabra fluir, para titular esta entrada del blog, pero al final me quedo con la apasionada explicación de el maestro Bruce Lee.

"Gumption" es una palabra coloquial escocesa, según explica Rowson, que tiene gran variedad de significados y usos. Él menciona 3 de esos significados (entusiasmo, compostura y sentido práctico), y habla de que es una mezcla de ellos, que describe nuestro estado cuando, ante una tarea (por ejemplo jugar una partida de ajedrez) "estamos listos para crear, sin ningún prejuicio de que deberá de tener prioridad. Podemos reconocer la "gumption" como esa calidad de juicio que nos permite sentir que estamos haciendo lo correcto, en el lugar adecuado y en el momento oportuno".



¿Os habéis sentido alguna vez así? ¿ Habéis sentido esa energía especial, esa seguridad, ese fluir que hace que sientas que estas en armonía, en la onda con la realidad, y que tienes la certeza de que estas haciendo lo correcto? Alguna vez lo he sentido, y no sabéis cuantas veces deseo volver a sentirlo. Quizás sea uno de los motivos por los que amo el ajedrez.

Con 17 años me presenté al campeonato juvenil de ajedrez, como había hecho varias veces los años anteriores. Sentía mi mente "vacía", pero no vacía de atontada o sin conocimiento, vacía de prejuicios, de temores, de otros pensamientos que distrajesen mi tarea. Sabiendo que, pasara lo que pasara, encontraría el camino, y estaría bien. Y gané el torneo. Pero no en plan "depredador", sino fluyendo, como el agua de Bruce Lee. Parecía todo muy fácil. Recuerdo que en una de las rondas finales, cuando estaba casi claro que iba a ganar, me enfrente con un amigo, Gonzalvez. Siempre había tenido ciertos temores al jugar con él, pues era mayor que yo, y, sin embargo, me sentía como flotando en un mar de seguridad. Jugamos, recuerdo que él lo hizo muy bien y empatamos. Y a pesar de no ganar... fui feliz.

Es uno de mis objetivos personales. Buscar ese equilibrio. Sentir "gumption". Sé que no dura mucho. También sé que hay ciertas intensidades. Pero quiero trabajar para sentirme agua y, reconocer la realidad y fluir con ella. Cuesta mucho encontrar palabras para describirlo. Se siente. Gracias Rowson, y gracias Bruce Lee.