viernes, 26 de octubre de 2012

El efecto matrix (2ª parte)

En mi anterior entrada hablaba del anhelo que tenemos todos por aprender sin esforzarnos, como la escena de la película Matrix a la que hice referencia, donde el protagonista aprende artes marciales sin esfuerzo.

Hoy quiero hablar de un efecto secundario: el estancamiento.

Imaginemos por un momento que tenemos un Don. Algo que, de manera innata hacemos bien. Que somos genios en alguna disciplina. ¿Seríamos los mejores?¿Nos apasionaría?¿Que peligros conlleva conseguir lo que deseas?


Les voy a contar una historia. El de la derecha es José Raul Capablanca, uno de los poquísimos genios natos que ha dado el ajedrez. Nacido en Cuba en 1888, aprendió a jugar observando a su padre a los 4 años, y a los 13 era campeón de Cuba, a los 20 ganó al campeón de Estados Unidos (Frank Marsall), y a los 32, tras ganar multitud de torneos,fue campeón del mundo de ajedrez, tras ganar a Lasker. ¡Pasó años sin perder una partida!

Imaginemos que somos Capablanca. Que tenemos ese Don, y, sin apenas esfuerzo, somos campeones del mundo. Los rivales nos retan, aunque casi todo el mundo crea que somos "invencibles". Después de 6 años, aceptamos uno de esos retos (parece que ya es hora...). ¿Que pedir, aparte de dinero, para poner en juego el campeonato del mundo? Capablanca exigió que el campeón fuera el que ganase 6 partidas, sin contar los empates. ¡Como iba a perder 6 partidas contra alguien!

El de la izquierda en la foto es Alexander Alekhine. Ruso de nacimiento, retó al campeón  a pesar de nunca haberle ganado hasta ese momento. Habían jugado 12 veces, perdiendo 5 y empatando 7. Era entonces uno de los mejores jugadores, tras el campeón. El encuentro entre ambos se realizó en Buenos Aires en 1927.

Capablanca llegó tras ganar un importantisimo torneo en Nueva York, donde derrotó de nuevo a Alekhine. Después de eso, se dedicó a dar una gira de simultaneas (jugar contra varios oponentes a la vez) en Brasil.

Alekhine, por su parte, se preparaba concienzudamente para el encuentro. Algunos grandes maestros vaticinaban que perdería sin ganar ninguna partida, otros le concedían 2, quizás 3 victorias. Nadie dudaba de su derrota. Él, sin embargo tenia plena confianza en si mismo. Poco antes de partir a Argentina a jugar, dijo una frase que transmitía su confianza: "No se como podré ganar 6 partidas a Capablanca, pero tampoco se como me las podrá ganar él a mi".

Como puede imaginar el lector, o como sabrá si es jugador de ajedrez, ganó Alekhine por 6 victorias a 3, demostrando que un talento solo no es suficiente. Hay que trabajar, prepararse, dedicarse. El peligro de lo que he llamado "efecto Matrix", o cuando nos vemos superiores o muy capaces, es la auto complacencia, el estancamiento  Hay que creer en uno mismo, hay que saber lo buenos que somos (como lo sabía Alekhine), pero hay que seguir trabajando y no quedarnos quietos, creyendo que todo serán siempre días de vino y rosas.

Como dijo alguien, el éxito es 99% transpiración (trabajo) y un 1% inspiración. Pues eso.


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