jueves, 31 de enero de 2013

Raro, raro, raro...

Hoy una amiga mía acaba de decirlo: lo que me pasa a mi es muy raro... y no he podido evitar acordarme del entrañable Dr.Iglesias, alias "papuchi", y de su famoso "raro, raro, raro..."


Y la verdad, me viene al dedo para hablar de lo raro, y de lo no raro... ¿lo esperado? ¿que esperamos?

Cuando he hablado del lenguaje no verbal en los cursos que he dado, comentaba a mis alumnos que, (está científicamente comprobado), lo que decimos con las palabras significa el 7% de lo que queremos decir. El resto lo decimos con la cara, con la voz, el tono, el volumen, la velocidad y con el lenguaje del cuerpo. No es lo mismo decir un "buenos días"  dulce, melodioso, lleno de amor y cariño que un "buenos días"  seco, gritando, a mala leche y, como diciendo... "estoy enfadado". ¿Nos fijamos en los detalles? Y si no lo hacemos, ¿como esperamos prever lo que va a pasar?

Había un personaje en el genial programa "Vaya Semanita" que lo explicaba muy bien. Era "el traductor" y se dedicaba a traducir, de lo que dice la gente a lo que realmente quiere decir...


Muchas veces, nos sorprenden las cosas, no porque sean sorprendentes, sino porque nuestras expectativas no eran esas. Y nos pasa habitualmente por no prestar atención a la realidad. Esta realidad que, diariamente, contaminan medios de comunicación y mensajes populistas y/o vacios. La cuestión sigue siendo, ¿que esperamos? o mejor, ¿que hacemos para conseguir lo que esperamos que suceda?


Unos juegan a la lotería, otros se esfuerzan en su trabajo, otros esperan a ver que pasa. No nos dejemos sorprender. Observemos. Seamos objetivos. Actuemos. Divirtámonos observando nuestro entorno. Pasan siempre cosas extrañas, pero ¿no es lo raro, lo inesperado lo que da salsa a la vida?

lunes, 28 de enero de 2013

Maestros

Hace 99 años (como pasa el tiempo...), el Zar Nicolas II organizó en San Petersburgo uno de los torneos de ajedrez mas importantes de la historia.


Tras una liga entre todos los jugadores, los 5 primeros clasificados disputarían la fase final entre ellos. Estos fueron: el campeón del mundo de aquel entonces, Emanuel Lasker (1 en la foto), el aspirante que luego le vencería José Raul Capablanca (3 en la foto), el también futuro campeón del mundo Alexander Alekhine (2 en la foto), el campeón americano Frank Marshall (4 en la foto), y el genial jugador alemán Siegbert Tarrasch (el 5).

El torneo lo ganó finalmente Lasker, y el Zar Nicolas II otorgó oficialmente a estos 5 jugadores el título de Gran Maestro de ajedrez, por primera vez en la historia. Sería ya tras la segunda guerra mundial, cuando la federación internacional de ajedrez estableció las normas para los títulos internacionales de Maestro y Gran Maestro de ajedrez, tal como siguen en nuestros días.

Y es que hoy es un día especial para recordar a los maestros. En muchos lugares se celebra su día, el día del maestro.



Según la RAE maestro es "la persona que enseña una ciencia, arte u oficio, o tiene el título para hacerlo". El título de maestro de ajedrez, gran maestro o profesor tienen una cosa en común, y es que son para toda la vida. La enseñanza es una de las profesiones mas difíciles y vocacionales que existen. Difícil porque, además de los conocimientos necesarios para impartirla, se necesita la habilidad de transmitirla adecuadamente a los alumnos. Y vocacional, porque si te gusta la enseñanza todo lo que rodea las clases es maravilloso y gratificante, pero si no te gusta es un verdadero infierno.

Acordémonos por un minuto de los buenos y grandes maestros, y sobre todo de nuestros maestros, porque son aquellos que nos han enseñado, con toda su alma, los secretos que se nos escondían, y necesitábamos descubrir.

jueves, 24 de enero de 2013

Cuando lo que deseas se convierte en realidad...

Dice el aforismo: "cuidado con lo que deseas, pues puede convertirse en realidad".

En ajedrez se da a menudo esta circunstancia. Llegas a la posición que has deseado. Lo que sucede, paradójica mente, es que si la posición es buena, pero no es fácil mejorarla (o no hay planes claros mas allá de ella), te atascas y es fácil que empeore rápidamente.

Cuantas veces no nos sorprenden algunos "ricos" con sus problemas... ¿problemas? ¡Problemas los nuestros! Ya lo decía Woody Allen, "el dinero no da la felicidad, pero se parece tanto..."


Pero, curiosamente, hay ocasiones en las que, si conseguimos lo que decimos que queremos (que luego se demuestra que no era realmente lo que queríamos), tenemos un problema. Y nos sentimos desorientados, pues, si hemos triunfado, ¿porque no estamos felices? ¿Y ahora que hay que hacer?

La clave es lo que realmente deseamos. Somos como un iceberg, del que solo sobresale en el mar un 10% y el 90% restante permanece oculto bajo el agua. Funcionamos con un piloto automático, y no nos paramos a pensar despacio, ¿que es lo que realmente quiero? ¿Que me hace feliz?

La sociedad, la tele, la familia, los amigos, nosotros mismos incluso... nos empujamos a veces a "querer" cosas que, si conseguimos nos decepcionan. La tele nos dice que seremos felices con tal coche, o aquella tele, o con este refresco... La sociedad nos dice lo que "debemos" y no "debemos" hacer, o a lo que podemos aspirar... Y hay familias donde, por ejemplo, si el padre fue médico, o  agricultor, o lo que sea, los hijos deben de seguir el mismo camino.

Aunque como todo, puede servirnos de oportunidad para plantearnos lo que realmente queremos. Lo que realmente nos puede hacer felices y dar pie al siguiente reto.

Porque, ya lo decía Marx (Groucho): "la vida esta hecha de pequeñas cosas, un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna... ". Pues eso...

martes, 22 de enero de 2013

Leaving Las Vegas

Decía un antiguo compañero de trabajo cuando nos veíamos "Eh, hola, ¿que plan de vida llevas?", como frase informal de bienvenida; como diciendo, ¿que tal, como te va? Y, al pensar estos días en la entrada de hoy, me ha venido una y otra vez a la mente. ¿Que plan de vida tenemos?


En la película Leaving Las Vegas, Nicolas Cage, él protagonista (y espero no desvelar nada si alguien no la ha visto todavía), toma una decisión. Elige una vida (o mejor dicho como terminar su vida). Incluso en los primeros compases de la película cuenta a Elisabeth Shue cual es su plan. Y, a pesar de los contratiempos, y de que lo que decidimos no siempre es lo que la vida nos empuja a hacer, de que el plan original nunca es exactamente lo que al final conseguimos, logra completarlo.

Planes a largo plazo. Difícil en estos tiempos de cortoplacismo, donde todo tiene que ser YA. No tienen porqué ser destructivos, como en la película, pero últimamente,  sin que los medios de comunicación se hagan eco de nada, veo y me cuentan como algunas personas, ante tragedias y problemas que nos pone este tiempo que vivimos, decide acabar con su vida, dejar de vivir. Creo que, como en la partida de ajedrez que jugué el sábado pasado, cuando las cosas se ponen difíciles y no te salen como tu esperabas, podemos, o tirar la partida (y la vida por la borda), o sufrir, resistir. Buscar un plan, una opción de las pocas que nos queden y luchar tenazmente por conseguirlo. Al no tener nosotros la iniciativa e ir a remolque se sufre. Pero, con la suerte necesaria, se puede terminar triunfando, como al final me pasó a mi.

En la película, al principio, hay una especie de videoclip, cuando Nicolas Cage pone en marcha su idea. La canción que lo acompaña no para de decir... "say you will", "say you will"... (Dime que lo harás, dime que lo harás). Seamos fuertes. Si decidimos, pongámonos en marcha.


viernes, 18 de enero de 2013

Momentos cumbre en la vida

A veces lo cuento: Un día alguien de mi casa preguntó a mi tío Ramiro (emigrante que se fue a hacer fortuna a las américas y lo consiguió), en la sobremesa de una comida, cual había sido su mejor momento; su mejor época; aquel instante en que sintió y sabía que nunca iba a volver a sentir lo mismo...  El respondió casi instantáneamente elevando el tono de la voz: ¡Ahora! ¡Mi mejor momento siempre es ahora!

Estoy de acuerdo con el en gran parte, pero no del todo.

Estoy de acuerdo en que nuestro mejor momento es ahora, porque no existe otro. El resto, parafraseando la película "Blade Runner", se pierde como lágrimas en la lluvia. Ya no existe. Y eso sin contar la tendencia humana a sobre valorar el pasado (cualquier tiempo pasado fue mejor dice el poema...).

Pero, creo que todos, tenemos momentos, instantes, días que, por coincidencias afortunadas, por golpes de suerte, o por poner en acción lo altamente planeado y trabajado, nos dejan la sensación de triunfo, euforia o, simplemente, de vida. Y los tenemos grabados en nuestra mente a sangre y fuego.


El día de mi boda, cuando gané mi primer torneo de ajedrez, cuando he visto nacer a mis hijos... Pocos o muchos, tengo días con sensaciones especiales, momentos cumbre de mi vida.

Uno de ellos, recordado a menudo al escuchar una canción, es el que viví en Madrid junto a mi mujer y mis amigos hace unos años. Fuimos al concierto de REM. Me gusta mucho el grupo, algunas canciones me habían marcado los años anteriores, y, con alegría, pero sin demasiadas expectativas fui al concierto. No me digan porque, pero tras un rato alucinante (la voz del cantante me pareció y parece espectacular), al sonar la canción "Imitation of life", me puse a llorar como una magdalena mientras la cantaba. Emociones. Sentimientos. ALEGRÍA  El llegar a un punto, a un instante en la vida en el que era FELIZ.

Cuando en 1985 Garry Kasparov ganó, por fin, el titulo de campeón del mundo de ajedrez, durante la celebración tras acabar la última y decisiva partida, se le acercó la mujer del fallecido Trigan Petrosian, que también fue campeón del mundo, y le dijo al oído: "Lo siento por ti. El día mas importante de tu vida ha acabado".

A mi aun me quedan muchos, ¿y a ti? A ver si hoy es uno de ellos.




martes, 15 de enero de 2013

Garantias

Nos están acostumbrando mal. Nos repiten una y otra vez la palabreja: Garantía, garantizado, seguro... para lo que compramos, para lo que pedimos... se nos hace creer que muchas de las cosas que nos rodean están garantizadas o aseguradas... y  no es cierto.


Ya lo decía Harry el Sucio (Clint Eastwood) en una de sus películas: "Si quiere garantías señora, cómprese una tostadora". Uno de los principales progresos de la humanidad ha sido el estado de cierta seguridad en el que se vive en el primer mundo... y digo cierta seguridad porque, cuando vienen crisis y problemas como, por ejemplo, los de ahora, nos damos cuenta de que vivimos una vida inestable.

Y el refranero popular también lo sabe... la coletilla "si Dios quiere", o, "si no pasa nada" hacen alusión a lo difícil que es dar seguridad.



Por eso es interesante pensar antes de hablar. Un ejemplo. Siegbert Tarrasch, fue uno de los mejores jugadores de ajedrez de su época. Es recordado, ademas, por su inmenso amor al ajedrez. Tras muchos tiras y afloja, y alguna que otra polémica,se iba a enfrentar a Emanuel Lasker en 1908 por el titulo de campeón del mundo. La organización, tratando de apaciguar los ánimos antes de jugar, invitó a ambos jugadores a una entrevista previa. Lasker estuvo de acuerdo, pues afirmó que no sentía rencor hacia su rival. Cuando Tarrasch se acercó a Lasker, le dijo con rostro ceñudo:

- "A usted, doctor Lasker, solo tengo que decirle dos palabras: ¡jaque mate!"

Y se fue dando un portazo. Tarrasch se sentía fuerte, por fin ante su gran oportunidad... pero como comentaba al principio, no tenemos garantías  El encuentro fue muy amargo para nuestro protagonista, pues perdió 8 partidas, y tan solo ganó 3.

Tenemos mas o menos probabilidades, pero garantías .. ufff. Hay que luchar siempre hasta el final. No nos podemos confiar.

martes, 8 de enero de 2013

La caja de pandora

Cuenta la leyenda que Pandora fue hecha por orden de Zeus para introducir los males en la vida de los hombres. Estos habían vivido hasta entonces libres de fatigas y enfermedades, pero Pandora abrió un ánfora que contenía todos los males (la expresión «caja de Pandora» en lugar de jarra o ánfora es una deformación renacentista) liberando todas las desgracias humanas. El ánfora se cerró justo antes de que la esperanza fuera liberada y se perdiera también...

Esperanza... Si han visto la película "Shawshank Redemption" (Cadena Perpetua en España), recordarán seguramente la frase que el protagonista dice a Morgan Freeman, tras muchos años entre rejas y con cada vez menos opciones de salir...


"Empeñarse en vivir, o empeñarse en morir..." y, realmente resume muy bien lo que tenemos que decidir muy a menudo, sea por desánimo, frustración o tragedias que nos trae la vida.

En la película el protagonista no tiene a nadie fuera de la cárcel  y se aferra a la vida y a la esperanza de manera brillante. El final de la misma en... Zihuatanejo refleja un instante de triunfo de la esperanza frente a la adversidad.

Empeñarse en vivir o empeñarse en morir... este pasado año 2012, cuando se iba a disputar una última ronda apasionante del campeonato de Francia, con 4 jugadores empatados en el primer puesto, llegó la horrorosa noticia de que el hijo de 4 meses del Gran Maestro Christian Bauer, uno de los líderes, había fallecido.


Éste inmediatamente se retiró del torneo y los demás participantes, para mostrar su solidaridad y pésame, decidieron no disputar la última ronda. Una tragedia. Pero la vida sigue. Empeñarse en vivir o empeñarse en morir... poco tiempo después a todos nos sorprendió verle alineado con la selección de Francia el la olimpiada de ajedrez. Sorprendió y ... ¿que haríamos nosotros? ¿Seguir viviendo o morir? El ha elegido (imagino que con un dolor infinito) vivir... 

Y yo, también.






viernes, 4 de enero de 2013

Esos locos bajitos...

Mañana es la noche de los niños. Esos locos bajitos como decía Serrat...


¿Que quieren los niños?

JUGAR

¡Y nosotros también! La vida es eminentemente un juego, donde unos empiezan con las cartas buenas, otros con unas peores y los últimos están condenados a perder. ¿Por que triunfa el fútbol?  Porque nos gusta jugar y proyectamos en él nuestros anhelos... y como el fútbol, casi todo lo demás.

¿Por que se nos pasan las ganas de jugar? ¿Donde perdemos la ilusión? ... cada uno que busque sus respuestas. Yo tengo la suerte de tener, por una parte hijos con los que jugar (y así recuerdo a menudo como se hace...) y una afición (el ajedrez) con la cual... no paro de hacerlo... y de sufrir, por cierto.

Y sufrir porque... a los adultos nos han enseñado que, ademas de jugar hay que GANAR... y sufrimos con las derrotas. Cuando el juego... es el juego. Ganar, perder, empatar es lo probable, y no debemos de unir nuestro ego al resultado. Tenemos que enseñar a jugar, y a aprender.


¿Saben quienes son los 2 jugadores de la foto? El adulto lo conocerán con toda seguridad. Es Charles Chaplin, y al pequeño los aficionados al ajedrez también. Era Samuel Reshevsky, el niño prodigio. Estoy seguro que Chaplin perdió aquella partida, y también estoy seguro de que no lloró.

Reshevsky, Fischer, Arturito Pomar... todos estos niños prodigio del ajedrez lloraban desconsoladamente cuando perdían. Tenemos que enseñarles a no hacerlo. Los niños son la alegría de la vida. Hay que ganar, pero sobre todo, hay que pasar buenos ratos... y jugar...

PD: La letra de la canción de Serrat, merece un premio Nobel... se la adjunto...


A menudo los hijos se nos parecen,
y así nos dan la primera satisfacción;
ésos que se menean con nuestros gestos,
echando mano a cuanto hay a su alrededor.

Esos locos bajitos que se incorporan
con los ojos abiertos de par en par,
sin respeto al horario ni a las costumbres
y a los que, por su bien, (dicen) que hay que domesticar.

Niño,
deja ya de joder con la pelota.
Niño,
que eso no se dice,
que eso no se hace,
que eso no se toca.

Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma,
con nuestros rencores y nuestro porvenir.
Por eso nos parece que son de goma
y que les bastan nuestros cuentos
para dormir.

Nos empeñamos en dirigir sus vidas
sin saber el oficio y sin vocación.
Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones
con la leche templada
y en cada canción.

Nada ni nadie puede impedir que sufran,
que las agujas avancen en el reloj,
que decidan por ellos, que se equivoquen,
que crezcan y que un día
nos digan adiós.