jueves, 31 de enero de 2013

Raro, raro, raro...

Hoy una amiga mía acaba de decirlo: lo que me pasa a mi es muy raro... y no he podido evitar acordarme del entrañable Dr.Iglesias, alias "papuchi", y de su famoso "raro, raro, raro..."


Y la verdad, me viene al dedo para hablar de lo raro, y de lo no raro... ¿lo esperado? ¿que esperamos?

Cuando he hablado del lenguaje no verbal en los cursos que he dado, comentaba a mis alumnos que, (está científicamente comprobado), lo que decimos con las palabras significa el 7% de lo que queremos decir. El resto lo decimos con la cara, con la voz, el tono, el volumen, la velocidad y con el lenguaje del cuerpo. No es lo mismo decir un "buenos días"  dulce, melodioso, lleno de amor y cariño que un "buenos días"  seco, gritando, a mala leche y, como diciendo... "estoy enfadado". ¿Nos fijamos en los detalles? Y si no lo hacemos, ¿como esperamos prever lo que va a pasar?

Había un personaje en el genial programa "Vaya Semanita" que lo explicaba muy bien. Era "el traductor" y se dedicaba a traducir, de lo que dice la gente a lo que realmente quiere decir...


Muchas veces, nos sorprenden las cosas, no porque sean sorprendentes, sino porque nuestras expectativas no eran esas. Y nos pasa habitualmente por no prestar atención a la realidad. Esta realidad que, diariamente, contaminan medios de comunicación y mensajes populistas y/o vacios. La cuestión sigue siendo, ¿que esperamos? o mejor, ¿que hacemos para conseguir lo que esperamos que suceda?


Unos juegan a la lotería, otros se esfuerzan en su trabajo, otros esperan a ver que pasa. No nos dejemos sorprender. Observemos. Seamos objetivos. Actuemos. Divirtámonos observando nuestro entorno. Pasan siempre cosas extrañas, pero ¿no es lo raro, lo inesperado lo que da salsa a la vida?

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